La historia de la salud global en las últimas décadas ha sido esencialmente una historia de éxito. Incluso con el hiato de la pandemia del coronavirus en 2020-21. La esperanza media de vida en el conjunto del planeta había crecido de los 66,8 años de 2000 a los 73,3 de 2019. Durante ese mismo período, el peso de las patologías no transmisibles en la carga global de la enfermedad pasó del 60,8% al 73,6%. La mejora en los niveles de atención sanitaria básica, vacunación, acceso al agua potable y condiciones generales de vida de la población permitió un descenso constante en el número de muertes por complicaciones neonatales, infecciones respiratorias o diarrea. También se lograron avances históricos en la lucha contra la malaria, la tuberculosis o el VIH, que en regiones como África cayeron un 38%, 33% y 70%, respectivamente